LOS TORREZNOS
No hablar del motor en voz alta
Hartmut Rosa ha señalado que el aspecto más acuciante y sorprendente de la aceleración social es el «hambre de tiempo» que aqueja a las sociedades modernas. Los protagonistas sociales sienten cada vez más que se les está acabando el tiempo, que les falta tiempo. Da la impresión de que se concibe el tiempo como una materia prima que se consume como el petróleo y que, por lo tanto, se vuelve cada vez más escasa y de mayor precio. Los Torreznos tienen, en apariencia, todo el tiempo del mundo o, por lo menos, no les falta «verbosidad» para dar cuenta de lo que nos pasa. La dromología (Virilio) puede ocultar que, en realidad, no somos otra cosa que «sedentarios híperconectados», entregados a la rumorología de la red pero casi incapaces para generar algún acontecimiento real. Ignoramos, o apenas utilizamos, los «tiempos verbales», que en esta publicación suenan como si fueran evocaciones barrocas. Los Torreznos, conceptistas más que conceptuales, esto es, divertidos y sagaces en vez de plúmbeos u obtusamente planfletarios, ponen en acción la lengua. Su viaje verbal tiene algo de perogrullesco, en el sentido al que recurre Valcárcel Medina, pero sobre todo nos dinamiza. Arreando que es gerundio.
Fernando Castro